Visita de APIA al nuevo Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama
El pasado día 25 de septiembre, el Organismo Autónomo Parques Nacionales (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) invitó a los socios de APIA (Asociación de Periodistas de Información Ambiental) a una visita hasta el corazón del nuevo Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, declarado como tal hace un par de meses –el 13 de julio de éste año 2013-.
En una deliciosa jornada a pie por estas montañas que constituyen el decimoquinto espacio natural protegido de la Red de Parques Nacionales de España, los periodistas estuvimos acompañados por técnicos, investigadores, guardas y personalidades que fueron narrando todos aquellos aspectos referentes a la historia de este lugar, tradición conservacionista, límites de protección, paisaje natural, fauna y flora, actuaciones de restauración llevadas a cabo, etc… y entre los que estuvieron presentes Basilio Rada -Director del O. A. Parques Nacionales-, Eduardo Martínez de Pisón –Catedrático Emérito de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid- y Antonio Sáenz de Miera –“guadarramista” de pro-, además de diversos representantes del Centro de Valsaín o de las comunidades autónomas de Castilla y León y Madrid.
Partimos pronto, por la mañana, del centro de Madrid en un autobús que nos acercó hasta el puerto de Los Cotos. La Casa del Parque fue el punto de salida de una caminata a pie que nos acercaría por las distintas fuentes del llamado Camino del Agua hasta la Hoya de Peñalara y la Laguna Grande, justamente debajo del largo cordal de cumbres rocosas, en los antiguos dominios del hielo -cuyo testimonio queda reflejado en la presencia de diversas morrenas glaciares de gran interés científico-. Sentados en las rocas, a orillas de la laguna, atendiendo todo lo dicho y anotando en las libretas, alguno dijo sentirse en una clase al aire libre de la Institución Libre de Enseñanza con la presencia de Giner de los Ríos.
Desde las orillas de este frágil humedal de altitud nos dirigimos hacia el refugio Zabala –donde comimos de campo- y bajamos por el sendero que habitualmente se utiliza para ascender al pico Peñalara, de 2.428 m haciendo una excursión circular.
Pese a las pendientes, el recorrido fue pausado y fácil, amenizado por numerosas explicaciones, preguntas y diálogos de interés para la prensa y para la sociedad en general, referentes a los límites de protección y el valor añadido de la Zona Periférica de Protección, el mantenimiento de la ganadería extensiva, la preparación de una nueva Ley de Parques Nacionales en España, la protección de los paisajes de la alta montaña… o lo que fue el proyecto –único y ejemplar- de reconversión de una estación de esquí en un espacio protegido con la máxima categoría.
Se comentó que tener a 50 kilómetros de la ciudad de Madrid un Parque Nacional de 33.960 hectáreas de superficie es un milagro, un logro largamente anhelado desde el pasado siglo, consecución de muchos, de conservacionistas, de estudiosos, de gentes locales… y también de una política valiente. Ante la pregunta de ¿para qué y para quien se protege este espacio? fue Eduardo Martínez de Pisón quien intervino diciendo que se protege para salvar la montaña de otro modelo menos civilizado, y para hacer mejor a los hombres.
Los asistentes a esta jornada de APIA recibimos todo tipo de atenciones, además de información y publicaciones referentes al reciente Parque Nacional, entre ellas el último Boletín de Europarc España –especial monográfico sobre la Sierra de Guadarrama- y una edición facsímil de la guía del año 1931 dedicada al entonces Sitio Natural de Interés Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde se explica que los Parques Nacionales que se hayan de declarar en el siglo XXI suponen un reconocimiento aún mayor de su valor excepcional. Y éste, el de Guadarrama, con su inmensidad, su viveza y su pureza natural… sus tiene los valores propios que, por fin, le han hecho merecedor de tan prestigiosa distinción, la de “Parque Nacional”.
Imágenes: Eduardo Viñuales