Visitamos la exposición del volcán de La Palma en el Museo Geológico Minero

Las socias y socios de APIA realizamos el martes 11 de octubre una visita guiada a la exposición del volcán de La Palma en el Instituto Geológico y Minero de España del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IGME-CSIC). Agradecemos a Luís Somoza, José Francisco Mediato, Carlos Lorenzo Carnicero y Julio López Gutiérrez sus magníficas explicaciones de lo que vivieron durante la erupción y el trabajo que realizaron.

La exposición se ha organizado con motivo del primer aniversario de la erupción volcánica del Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, que comenzó el 19 de septiembre de 2021. Durante el recorrido pudimos comprobar la importancia de contar con científicos para prevención de emergencias, la necesaria buena coordinación con los servicios de seguridad y la comunicación rigurosa con la población.

¿Por qué hay volcanes?, ¿cómo y dónde se forman o cuál es la historia geológica de las islas Canarias? Éstas son algunas de las preguntas a las que da respuesta esta exposición, que explica cómo y para qué las investigadoras e investigadores del IGME-CSIC estudiaron el volcán, la importancia para la sociedad de la ciencia básica y el conocimiento geológico.

Asimismo, muestra que no es posible evitar que sucedan eventos como el de Cumbre Vieja, pero la ciencia ayuda a mitigar sus efectos sobre la población y sus bienes.

La muestra consta de 12 paneles divulgativos que detallan la teoría general sobre los volcanes y la historia volcánica de Canarias y La Palma, un vídeo de 10 minutos con el registro temporal de la erupción, y 5 vitrinas con material de la erupción y la instrumentación empleada durante la gestión de la crisis.

A las 14:10 horas (UTC) del 19 septiembre de 2021 se inició una erupción en la isla de la Palma, en la zona de Cabeza de Vaca, en el municipio de El Paso, después de una intensa actividad tanto sísmica como de deformación que llevaba registrándose desde el 11 de septiembre.

Investigadores del CSIC estuvieron sobre el terreno antes de que comenzase la erupción, monitorizando la actividad volcánica, así como la calidad del aire, estudiando la evolución de las coladas de lava y los efectos sobre la biodiversidad. La labor científica, ininterrumpida durante los casi tres meses que duró la erupción, fue clave para dar una respuesta anticipada a la situación, siempre en coordinación con los servicios de protección civil.

Los científicos del IGME-CSIC llevaron a cabo un estrecho seguimiento del volcán desde el aire, ayudándose de drones, y desde tierra, estudiando la posibilidad de desprendimientos, analizando la lava y midiendo los elementos tóxicos de las cenizas y otros pequeños fragmentos. Los trabajos de estos técnicos e investigadores dieron sus frutos con el desarrollo de un nuevo modelo de enfriamiento de las coladas.