APIA viajó a Monegros para conocer el proyecto LIFE+ CREAMagua
Socios de APIA visitan la comarca aragonesa de Los Monegros para conocer una de las grandes zonas semidesérticas de Europa occidental y, contra todo pronóstico, se encuentran con ríos, regadíos, humedales y bosques de ribera. Elementos todos ellos que se combinan en el proyecto LIFE+ CREAMagua, con el fin de reducir el impacto ambiental de la agricultura intensiva.
Queda más o menos un mes para que llegue a Huesca un buen número de expertos de todo el mundo en zonas húmedas. Del 14 al 18 de septiembre, esta ciudad será sede de Wetlands 2014, el congreso internacional que servirá de punto culminante a un proyecto de restauración ecológica al que si le sobra algo es osadía. Una comarca como Monegros, donde la escasez de agua ha sido una especie de maldición para sus habitantes, está siendo el campo de pruebas para un experimento curioso y, si sale bien, ilusionante: comprobar, a través del proyecto LIFE+ CREAMAgua, hasta qué punto la creación de humedales como filtros verdes puede servir para limpiar el agua contaminada de los regadíos de Monegros.
En el congreso de Huesca el plato fuerte que se servirá a la comunidad científica internacional será la oportunidad de que verifique si las acciones realizadas desde 2011 por este proyecto funcionan y si se pueden aplicar a gran escala. Pero un aperitivo del interés de lo realizado ya lo hemos disfrutado un grupo de socios de la APIA, que el pasado 30 y 31 de mayo visitamos las zonas donde se ha actuado.
Primera pregunta que nos rondaba a los participantes en este viaje: ¿regadíos en Monegros, eso que algunos llaman el gran desierto de Europa occidental? Pues sí, y a tutiplén. Desde que décadas atrás comenzó a llegar a esta comarca aragonesa el agua de los ríos pirenaicos, decenas de miles de hectáreas de secanos del tramo más árido del valle del Ebro se transformaron en maizales, alfalfas (en buena parte exportadas hoy en día al mundo árabe como forraje para caballos), incluso arrozales... El cambio no se limitó al uso del suelo: en la mentalidad de las gentes de Monegros se implantó el entusiasmo inapelable por la llegada del agua como salvación para la comarca, hasta que en tiempos recientes la preocupación por el impacto ambiental de una agricultura tan intensiva y extendida ha empezado a abrirse hueco.
A esta nueva inquietud responde LIFE+ CREAMAgua, una iniciativa surgida en el propio territorio, en concreto desde el Consejo Comarcal de Los Monegros, la entidad territorial que invitó a APIA a conocer el proyecto sobre el terreno y que ha obtenido apoyo económico de la Unión Europea (UE), a través los fondos comunitarios LIFE, para llevarlo a cabo. También promueven o colaboran en el proyecto entidades y organismos como la Confederación Hidrográfica del Ebro, el Gobierno de Aragón, el Instituto Pirenaico de Ecología y la Fundación Biodiversidad, entre otros.
Un proyecto demostrativo
"Los agricultores nos sentimos orgullosos del proyecto, nos da buena imagen". Con estas palabras nos recibió Daniel Périz, alcalde de Lalueza y él mismo agricultor, durante el acto de presentación que nos organizaron en Sariñena (Huesca), capital de los Monegros. Otro alcalde, Ildefonso Salinas, de Villanueva de Sijena, además de presidente del Consejo Comarcal de Los Monegros, y Paqui Gállego, gerente de esta entidad, nos acompañarían durante los dos días de la visita. A todos ellos se les notaba encantados de poder mostrarnos los beneficios ecológicos conseguidos, conscientes del sambenito que acompaña al regadío monegrino por su larga lista de impactos ambientales, empezando por la contaminación de las aguas que el LIFE+ CREAMAgua trata de paliar. También se le señala como destructor del hábitat de uno de los grandes santuarios europeos para las aves esteparias, lo que obligó en su día a la UE, avisada por los grupos ecologistas, a rescatar más de cien mil hectáreas para blindarlas ante posibles transformaciones colocándolas bajo la protección legal de varias zonas ZEPA.
La principal medida del proyecto ha consistido en crear medio centenar de balsas para recoger el sobrante del riego de los cultivos. ¿Qué se consigue con ello? Pues retener durante un tiempo el agua que llega cargada de contaminantes, como nitratos y fosfatos, antes de que llegue a ríos, arroyos y lagunas. La propia actividad biológica que “se cuece” en esas balsas (plantas, macroinvertebrados, algas y microorganismos) depura los vertidos agrícolas, como ya demuestran los primeros resultados.
El optimismo que gravita sobre el discurso de los responsables y técnicos del proyecto que nos acompañan hay que relativizarlo, como todos ellos reconocen, por el hecho de tratarse de acciones demostrativas, de prueba, que requerirían de una aplicación más generalizada cuando LIFE+ CREAMAgua se de por concluido a finales de este año. Pero por algo se empieza.
Hacia una nueva agricultura
De las 16 zonas donde se ha actuado, circunscritas a la cuenca del río Flumen y repartidas por ocho términos municipales, accedemos a algunas de ellas. La que más me llama la atención por su envergadura y originalidad está en el término municipal de Lalueza, donde ha sido creado un rosario de doce balsas conectadas entre sí durante varios kilómetros ladera abajo, de manera que cada una funciona como cubeta de decantación de la siguiente.
Otra de las visitas que hacemos nos permite conocer una medida que también se está trabajando, esta vez con el fin de recuperar la biodiversidad: restaurar el bosque de ribera del río Flumen mediante la repoblación con árboles autóctonos como sauces, almeces y fresnos. De momento se ha actuado en tramos de márgenes fluviales que suman casi setenta hectáreas, repartidas por ocho términos municipales.
Dedicamos nuestro segundo día de estancia en Monegros a conocer algunos de los atractivos culturales y naturales de la zona, como el monasterio de Villanueva de Sijena, la laguna de Sariñena, el humedal aragonés más importante para las aves acuáticas junto con Gallocanta, y el Tozal de la Cobeta, en el término municipal de Castrejón de Monegros (Huesca). Esta sorprendente atalaya natural nos permite contemplar el imponente paisaje semidesértico de barrancos, cerros y planicies característico de Monegros.
Si en su momento los monegrinos se empeñaron en transformar parte de estos paisajes en regadíos, ¿por qué no concederles ahora la posibilidad de avanzar hacia una agricultura menos agresiva para al medio ambiente a través de las lecciones que nos enseñan proyectos como LIFE+ CREAMAgua? Estaremos atentos para comprobarlo.
Más información, en http://www.creamagua.com
Agradecimiento: A Elena Villellas, responsable de comunicación del Consejo Comarcal de Los Monegros y del LIFE+ CREAMAgua, por convertir el viaje de APIA en una experiencia de la que aprendimos y disfrutamos tanto que nos ha dejado a todos con ganas de repetir.
Un día de pajareo en El Porcal
Gracias a la invitación de Cementos Portland Valderrivas, los socios de APIA pudimos conocer sobre el terreno cómo una gravera de áridos se ha convertido en uno de los mejores humedales para aves acuáticas del Parque Regional del Sureste. Todo ello a un paso de Madrid capital.
Cuánto echábamos de menos un día de campo muchos socios de APIA. Los pronósticos daban lluvia, pero la mañana del pasado 22 de febrero se descolgó con un sol radiante. En menos de media hora desde que nos recogió en Atocha, el autobús estaba entrando por el portón de acceso a El Porcal, a la altura de la localidad de Rivas Vaciamadrid.
Esta finca de casi medio millar de hectáreas, en la margen izquierda del río Jarama, ha estado durante décadas dedicada a extraer arenas y gravas para alimentar una demanda que parecía insaciable para vivienda y obras públicas de Madrid capital y su entorno metropolitano. “En los buenos tiempos se sacaban aquí más de diez mil toneladas diarias de áridos”, recuerda Alfredo Contonente, el jefe de producción de Cementos Portland Valderrivas que nos recibe con un café en las oficinas de la empresa.
Con la llegada de los años de crisis, la producción de la gravera se paró. La que no se detuvo fue la naturaleza: carrizos y bosques de ribera siguieron creciendo a orillas de las lagunas artificiales que se habían creado allí donde las excavadoras profundizaron hasta “pinchar” el acuífero y permitir que el agua subterránea aflorase. Las aves acuáticas comenzaron a colonizar estos ambientes “naturalizados”. Hasta el punto de que hoy El Porcal es uno de los tesoros mejor guardados del Parque Regional del Sureste, muy cerca del punto donde confluyen los ríos Jarama y Manzanares.
En todo este proceso tuvo un protagonismo decisivo la asociación naturalista Naumanni, que desde los años setenta se dedicaba a estudiar y defender la biodiversidad del parque regional. Su presidente es Manuel Fernández, divulgador y productor audiovisual en temas de naturaleza, recientemente incorporado como socio a APIA. Manuel es nuestro guía ornitólogo en el recorrido que hacemos por la finca y gracias a él descubrimos los grupos de patos cucharas y fochas comunes que se mueven esa mañana en las lagunas de El Porcal o divisamos el vuelo rasante de algún aguilucho lagunero.
La legislación obliga a que el medio natural afectado por las explotaciones mineras (y una gravera lo es) sea restaurado. El grupo Naumanni vio en ello una oportunidad para hacer algo importante en beneficio de la ecología de la zona y propuso a Cementos Portland Valderrivas, propietario de El Porcal, asesorarle en la restauración. La empresa, sabedora de que las graveras están a menudo en la picota ecologista como destructores de los ecosistemas fluviales, vio que le convenía la idea y en 2001 se firmó un convenio de colaboración que sigue vigente.
Casi 200 especies de vertebrados
Durante el paseo, Manuel nos indica sobre el terreno alguna de las medidas ya realizadas: “Aquí hemos usado arenas y otros materiales sobrantes de las excavaciones para crear ambientes lagunares a medida, como por ejemplo islas interiores, frecuentadas por cormoranes, patos y gaviotas, allí diseminamos limos muy finos para formar playitas en las orillas, muy atractivas para las aves limícolas”. En un momento dado nos señala un talud que abrieron en lo que en su día fue una montaña artificial de sedimentos. “Con ello creamos un hábitat propicio para que nidificasen especies como el abejaruco o el avión zapador”, explica nuestro guía.
Hoy en día El Porcal está habitado por casi doscientas especies diferentes de vertebrados, en su mayoría aves, pero también mamíferos como el tejón y la nutria, anfibios como el sapo corredor o reptiles como el lagarto ocelado y el galápago leproso. La finca cuenta, además, con otras “perlas” naturales, como la mayor colonia reproductora de garza imperial de la Comunidad de Madrid o una de las poblaciones más importante que se conocen del escarabajo-avispa español (Plagionotus marcorum).
Con la visión de la cabeza estilizada de una garza real asomando entre el carrizo, que me recuerda por su nitidez a uno de esos pulcros grabados japoneses, despedimos esta agradable jornada ornitológica, con el deseo unánime entre los participantes de repetir salida al campo lo antes posible.
Agradecimiento: A Miguel Ángel Mondelo y Carmen Prieto, del departamento de comunicación de Cementos Portland Valderrivas, que nos acompañaron durante la jornada.
Convocado el XIV Premio Nacional de Periodismo al Desarrollo Sostenible
la Fundación Doñana 21 ha convocado el XIV Premio Nacional de Periodismo al Desarrollo Sostenible, que reconoce la difusión de informaciones en torno al desarrollo sostenible en cualquier ámbito geográfico del territorio nacional. El certamen cuenta la colaboración de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), la Asociación de la Prensa de Huelva y Espacio Natural de Doñana, y con el patrocinio de CEPSA.
El plazo de presentación de candidaturas estará abierto hasta el 11 de febrero de 2013 a las 14.00h. Los trabajos que concurran a este premio deberán versar sobre la sostenibilidad en su aspecto social, económico y medioambiental y deberán haber sido difundidos o publicados entre el 1 de enero de 2012 y el 2 de febrero de 2013. El concurso está dotado con un único premio de 1.500 euros por cada modalidad, y una visita a Doñana.
Descarga las bases del Premio (pdf)
WWF España y APIA dedicaron una jornada a la pesca y la comunicación
Con la participación de ponentes que representaban a pescadores, conservacionistas, ONG, administraciones, empresas y medios de comunicación se celebró el pasado 17 de octubre en Madrid la I Jornada sobre Pesca y Comunicación, organizada conjuntamente por WWF España y APIA. Se contó con una muy buena asistencia de público, que casi llenó durante la mañana y la tarde de ese día el salón de actos del Centro Internacional de Prensa.
Cuestiones como la actual reforma de la política pesquera de la Unión Europea, la problemática socio-económica que enmarca el camino hacia una pesca más racional, las soluciones dadas por los propios pescadores a la demanda de mayor sostenibilidad del sector o el tratamiento de estos temas en los medios de comunicación gravitaron sobre una jornada que estuvo marcada por el alto nivel de los ponentes y el interés del debate generado con los asistentes.
Con esta jornada, desde la APIA orientamos nuestra atención a un asunto tan relevante como la pesca, que como saben muy bien nuestros socios cada vez tiene una mayor repercusión mediática en lo que se refiere al tratamiento desde la óptica de las amenazas a los recursos marinos y las posibilidades o esperanzas de conservarlos. Actualmente es raro el día que no llegue al buzón de un periodista ambiental una nota de prensa, un informe o algún recurso informativo sobre este tema, cuando no hace falta remontarse mucho en el tiempo para recordar lo escasos que eran este tipo de contenidos hace ocho o diez años.
Damos especialmente las gracias a una asociación del prestigio de WWF España, con toda su conocida trayectoria en lo que se refiere a la conservación de los recursos marinos y la gestión de la pesca sostenible, por colaborar en la organización de este evento.