APIA sale de ruta por La Pedriza
El 22 de junio, con las vacaciones de los colegios a la vuelta de la esquina, los escolares nos “dejaron” disfrutar de la senda ecológica que ellos disfrutan durante el curso. Gracias a la colaboración de la Asociación Reforesta y BP (Britsh Petroleum), miembros de APIA, familiares y amigos disfrutamos de una mañana de sábado en La Pedriza.
Durante el curso académico, alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato visitan este rincón de la Sierra de Guadarrama, dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.
Los poco más de 7 kilómetros de recorrido, con un desnivel de 100 metros, estuvimos acompañados por el río Manzanares y pinares repoblados con especies autóctonas, como el pino silvestre, pero también por especies alóctonas, como arizónica, pino laricio, pino resinero, pino piñonero, pino negro y cedro del atlas. Para estos pinares alóctonos se prevé un aclarado paulatino que se sustituirá en un futuro por frondosas autóctonas. Se trabajará para disminuir la densidad del arbolado, su competencia y que permitan así el desarrollo de flora autóctona acompañante de entrada de luz.
Protegiendo nuestras veredas estaban las jaras, su presencia nos indicaba que estamos ante suelos ácidos, especialmente degradados y, sobre todo, ante suelos muy pobres. Un solitario ejemplar de mostajo y un encaramado madroño nos regalaron una parada en el camino.
Pero sin duda la parada más agradecida en el camino para los menos acostumbrados a salir al campo fue la llegada al ‘Sillón del rey”, para descansar pero sin abusar, ya que según nuestro monitor sentarse un minuto en él y observar los pinares de enfrente nos traerá un año de buena suerte; en cambio, permanecer más de ese tiempo nos acarrearía un año de mala suerte. Y, como nadie quiso tentarla, proseguimos rápidamente.
A partir de este punto comenzamos el descenso e inmersos en estas frías aguas encontramos a numerosos bañistas distribuidos por todo el cauce del río. La temperatura exterior acompañaba pero no la del agua, donde en la zona del jacuzzi en La garganta de la Camorza, pudimos ver cómo la trucha nada a sus anchas con la tranquilidad de que en ese hábitat no se superan los 18º C, ni siquiera en verano, temperatura máxima en la que sobreviviría este pez de la familia de los salmónidos.
Anécdotas como esta culebra viperina o culebra de agua que se encontró el monitor y que recogimos en esta fotografía, además de los cantos del Pichi pichu, como llaman al Carbonero garrapinos o del huevo frito, apodo para el Verdecillo, desviaban nuestra atención, pendientes de algún ejemplar de cabra montés.
Rubén Bernal, educador ambiental, nos recalcaba con tintes didácticos las bondades y aspectos negativos de esta especie endémica del Sistema Central Español, “Las cabras son endémicas del Sistema Central Español, permiten el mantenimiento y la calidad de ciertos prados que comenzaban a ser engullidos por el matorral y constituyen una pieza clave en la alimentación de grandes carnívoros de la zona como el lobo, a día de hoy prácticamente ausentes, y de carroñeros como el buitre leonado que se ven favorecidos por su presencia. En el lado negativo, su espectacular densidad (se habla de 3.000 cabras, habiéndose soltado 69 en los años 89, 90 y 91) y la falta práctica de depredadores ha supuesto una degradación espectacular del arbolado autóctono, con especial incidencia sobre especies escasas y/o de afinidades eurosiberianas. A su vez, el paulatino deterioro de los bosques de la Pedriza y de su regenerado compromete las poblaciones de otras especies como por ejemplo aves frugívoras”.
La eficiencia energética es otro de los aspectos que, desde el punto de vista pedagógico, se pretende inculcar a los escolares. Bernal nos lo explicaba de esta manera tan visual para los niños y adolescentes: “La eficiencia energética la incluimos con ejemplos en la naturaleza: el buitre planea en vez de aletear, anida en enero cuando la nieve cubre las carroñas y así usa su energía para empollar, la encina tiene hojas pequeñas y duras para no perder agua, los mamíferos hacen la madriguera hacia el sur, etc..” Y con ejemplos paralelos que podemos llevar nosotros a cabo en casa: “Evitar cargar el coche con mucho peso, economizadores de agua, diseño bioclimático de edificios, apagar los aparatos cuando no los utilizamos, etc…)».
Tras las dos paradas de investigación en umbría y solana, donde nos hicimos esta foto de grupo, se aborda la influencia del clima sobre el medio natural y la posible incidencia del cambio climático sobre ella y sobre nuestras vidas. Por medio de un coloquio con los participantes se acude a soluciones como las energías renovables, la continuidad de los bosques o la eficiencia energética. Se comenta la regla de Reducir, Reutilizar y Reciclar y en los cuadernillos de trabajo que normalmente usan los escolares, se realizan algunos ejercicios que ahondan en la materia.
Mirando hacia los picos de la sierra donde aún queda nieve, Rubén comparte con nosotros los ejemplos de cambio climático que aprovecha como contenido transversal transmitir a los alumnos. “Solemos ver salamanquesas en una grieta, que cada vez suben más en altitud en la Pedriza. Ranas patilargas y lagartos verdinegros, vistos de vez en cuando en la ruta, cada vez son menos frecuentes y con la subida de las temperaturas podrían desaparecer en un futuro próximo. Pinos silvestres que crecen junto a las rutas van muriendo en las cotas bajas que recorremos en los años secos, anunciando un cambio en el patrón de distribución de la vegetación,…”.
No sabemos durante cuánto tiempo más las generaciones venideras podrán disfrutar de este entorno natural tal como lo conocemos, pero así es como nosotros, igual que los escolares más atentos e inquietos, pudimos acercarnos a la flora, fauna, paisaje y conservación de esta joya de la biodiversidad madrileña.