Visita de campo para conocer más sobre abejas, polinizadores y control de plagas

Se puede decir que el pasado 29 de junio, no finalizamos la visita formativa en Villalar de los Comuneros, Valladolid, siendo entomólogos, se necesitan muchos años de estudios y experiencia, pero sí, gracias a Grefa, nos acercamos de manera amena y participativa al mundo de las abejas silvestres y otros polinizadores; conocimos un poco más el estado de la biodiversidad en general y de los ecosistemas agrarios; comprobamos in situ las diferentes medidas para favorecer a los polinizadores y otras muchas especies. Además nos informaron sobre el control biológico en medios agrarios: las plagas del topillo campesino.

Los culpables de despertarnos este interés fueron, Félix Torres, profesor de Zoología en la Universidad de Salamanca y desde Grefa, Fernando Garcés, secretario general y Fernando Blanca, responsable del proyecto Grefa en Villalar de los Comuneros.

 

Nos gustan las visitas formativas en las que tenemos una introducción teórica y, posteriormente, una visita al campo, sobre el terreno, para ver lo que nos acaban de contar.

Gracias a Torres aprendimos que mucho más allá de la abeja de la miel hay unas 22.000 especies de abejas y que la gran mayoría, hasta el 85%, ni produce miel ni construye colmenas o nidos comunitarios. Son esencialmente solitarias, no sociales. Hay abejas desde los dos milímetros a los seis centímetros. Pueden construir sus nidos mediante secreciones glandulares de barro, resinas externas o pasta vegetal.

Las abejas no atacan, se defienden. Tampoco dejan el aguijón y se mueren, suele suceder con la abeja de la miel porque otras especies no tienen ni aguijón. Lo cierto es que cuando el insecto obrero pica pierde el aguijón y parte de su tejido corporal,  lo cual provoca su muerte. Esta estructura que inocula veneno está recubierta por espinas que al picar a la amenaza se clavan como un anzuelo. Al no poder sacarlas, el aguijón se desprende de su cuerpo y como está comunicado con las glándulas de veneno y con el intestino, hacen que el interior de la abeja se salga junto con el aguijón, causando la muerte. Característica que no se cumple en la abeja reina, que pica sin perder su aguijón y, por tanto, sin desprenderse de parte de su organismo.  La explicación está en que las abejas obreras, en realidad, han sido modificadas para no poner huevos. El órgano que debía ponerlos se ha convertido en un arma muy delicada que cuando entra en el cuerpo de un animal se desprende arrastrando partes vitales, con lo que la vida de la abeja llega a su fin.

Muy importante, pican porque, como sucede con la mayoría de los animales, son agresivos cuando se sienten en peligro, y las abejas no son la excepción. Ellas son animales sociales que tienen una compleja estructura dentro de sus colonias y, como tal, son sumamente protectoras y territoriales.

Cuando una abeja decide picar es para proteger su espacio, a sus crías, a su colonia o a ellas mismas. Una abeja no atacará sin motivo. Incluso las abejas que carecen de aguijón no están indefensas. Para protegerse pueden morder muy fuerte o liberar sustancias irritantes.

Las abejas cuentan con dos tipos de ojos, 3 a los que les llamamos simples u ocelos que se encuentran en la parte superior de la cabeza y 2 que son los que podemos ver a simple vista a los que llamamos compuestos. Gracias a los primeros son capaces de crear un “mapa fotográfico mental” y volar orientándose por una especie de aguja solar.

Charca de las Pozas


Hace unas décadas, el lugar que visitamos era un humedal en el que además de su importancia ecológica destacaba también su uso como lugar de ocio para los vecinos de Villalar. Por desgracia, las distintas pozas perdieron el nivel de agua y fueron cubiertas con escombros y residuos urbanos que convirtieron este lugar en una escombrera municipal. En el verano de 2021, dentro de las acciones iniciadas para la creación de esta parcela divulgativa, se realizaron trabajos de vaciado y retirada de escombros para la recuperación parcial y demostrativa de parte de este pequeño humedal.

El hecho de que una zona agrícola cuente con un pequeño humedal o una charca es una gran ventaja para ella, puesto que favorece una vegetación funcional que crea un microclima, además de otro recursos necesarios para la fauna beneficiosa y otras especies silvestres.

En “Las Pozas”, que es como se llama la parcela demostrativa de GREFA en Villalar de los Comuneros (Valladolid), las acciones que allí se realizan, están enfocadas al fomento de aquellas prácticas que hagan compatible la presencia de la biodiversidad silvestre con la actividad agrícola en el medio rural.

En este espacio se ha procedido a la instalación de un gran abanico de recursos (cajas nido, muros de piedras, charcas, siembras arbustivas en lindes, entre otros), así como a la parcelación en diferentes cultivos propios de Castilla y León (trigo, cebada, centeno, viñedos y frutales de variedades autóctonas).

Una parcela demostrativa, que pretende ser un lugar de encuentro con los agricultores, un espacio donde poderles mostrar que la biodiversidad no es incompatible con la producción agrícola, más bien todo lo contrario, ya que la fauna y flora silvestre contribuyen a restablecer los equilibrios ecológicos frente a plagas, erosión y otras presiones ambientales.

 

La plaga del topillo

Imagen: Grefa

Conocimos que para el control biológico de plagas de topillo se puso en marcha un proyecto que consiste en favorecer la presencia de depredadores capaces de consumir un gran número de topillos al año, de forma que disminuyan los daños agrícolas. Desde un punto de vista teórico, se busca reducir los máximos demográficos de las poblaciones de topillos por incremento de depredación, para minimizar o eliminar los daños agrarios y posiblemente también la probabilidad de dispersión de la tularemia.

Nos recordaron que los campos agrícolas de Castilla y León, en especial de Tierra de Campos, donde más virulenta fue la plaga de 2007, destacan sin duda por ser verdaderos mares agrícolas. A lo largo de miles de hectáreas se extienden los cultivos en un paisaje homogéneo, donde destaca la ausencia de árboles, arbustos y otros elementos verticales. Esta simplificación del paisaje, que expulsa del mismo a las aves rapaces, es una de las posibles causas que explican la aparición de estas plagas. La ausencia de depredadores, se mezcla con la proliferación de nuevos cultivos particularmente favorables para el topillo, como las alfalfas, o con el incremento de la superficie agraria donde se practica un escaso laboreo.

En efecto, en este tipo de ambientes, la ausencia de pies arbóreos supone un factor limitante para la reproducción de ciertas aves rapaces. De esta forma el proyecto se inició instalando nidales artificiales para cernícalos vulgares y lechuzas comunes, colocados sobre postes de 5 metros de altura en linderas o arroyos. Este sencillo montaje que vimos en Villalar de los Comuneros, junto con el de otros municipios, ha dado lugar a un incremento en las poblaciones de ambas especies, gracias a la disponibilidad de huecos para nidificar. También otras especies de rapaces, que usan con frecuencia la caza desde perchas, como el busardo ratonero o el milano real, han sido atraídas hacia estas zonas experimentales, aumentando así la presión depredatoria.

No hay que olvidar que una sola pareja de cernícalos vulgares consume una media de 700 topillos durante el periodo reproductor (abril-agosto)

 

Centro de interpretación

El 29 de noviembre de 2018 se inauguró en Villalar de los Comuneros el Centro de Interpretación sobre la naturaleza, la etnografía y la historia de este municipio y su comarca. El objetivo del Centro de Interpretación de Villalar es dar a conocer la naturaleza de las estepas castellanas y la cultura ligada al cultivo de los cereales. Además, sirve de punto de información sobre el proyecto de control biológico de la plaga del topillo campesino, desarrollado por GREFA y basado en el fomento de pequeñas aves rapaces depredadoras de roedores como el cernícalo vulgar, la lechuza común y el mochuelo europeo.

Este centro de Interpretación se encuentra ubicado en el Parque Municipal de esta localidad, ha sido construido exclusivamente con materiales reciclados y reutilizando infraestructuras en desuso. Consta de dos módulos equipados con recursos educativos y exposiciones permanentes, uno dedicado a la biodiversidad de las estepas cerealistas y otro a la plaga de topillo campesino.

El proyecto ha sido especialmente diseñado por el Equipo de Educación Ambiental de GREFA para que sea visitado por alumnos de Castilla y León, desde primaria a bachillerato. La larga experiencia de esta ONG en la gestión del centro de educación ambiental «Naturaleza Viva», en Majadahonda (Madrid), ha servido de inspiración para el nuevo proyecto de Villalar de los Comuneros.

El nuevo centro cuenta con una senda interpretativa de dos kilómetros de recorrido centrada en la naturaleza, la historia y la cultura del municipio.

Muchas gracias a Grefa por una visita tan práctica y formativa.