Una excursión ornitológica por el Algarve portugués
Después de Lisboa y Madeira, la región del Algarve es el tercer destino turístico de Portugal. Situada en el extremo sur del país, a la altura de la provincia de Huelva, la suavidad del clima y la abundancia de pequeñas playas han favorecido el desarrollo de una sólida industria hotelera. Pero a los amantes de las aves el rasgo que más les atrae es su condición de finisterre. Aquí termina Portugal e incluso Europa y estos lugares extremos suelen ser atractivos para los naturalistas, sobre todo durante los pasos migratorios.
Precisamente por este motivo, la Sociedade Portuguesa para o Estudo das Aves (SPEA/BirdLife) organiza desde hace tres años un festival ornitológico en Sagres, la población situada junto al cabo de San Vicente, frente al Atlántico. Muchas de las aves que vuelan hacia el sur en otoño se encuentran aquí con el océano y han de tomar una delicada decisión: o siguen de frente en busca de sus cuarteles de invierno en África, o viran hacia el estrecho de Gibraltar para que el salto no resulte tan arriesgado. El caso es que en torno al cabo de San Vicente se acumulan muchas especies distintas y en cantidades considerables en las fechas claves del paso otoñal, desde mediados de septiembre hasta comienzos de octubre.
Como socio de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), tuve el privilegio de asistir a la tercera edición de dicho festival y de compartir, no sólo intensas jornadas de pajareo en tierra, sino también un par de excursiones en barco. Una de ellas por el Parque Natural de Ría Formosa, un laberinto de canales e islas arenosas, muy atractivo por su fauna de aves ribereñas; y, la otra, por aguas abiertas inmediatas a Sagres, en busca pardelas, alcatraces, paíños y otras aves marinas.
Fueron cinco días muy intensos en compañía de un selecto grupo de ornitólogos procedentes del norte de Europa, convocados por la Asociación Turismo do Algarve. Empezamos en la orilla portuguesa del Guadiana, justo al otro lado de la frontera con España, y terminamos en el cabo de San Vicente. No es difícil repetir nuestra experiencia y rastrear las empresas que organizan paseos marítimos y marismeños desde los puertos de Fuzeta, Olhão y Sagres. En tierra es sencillo localizar los mejores lugares para observar aves, que suelen coincidir con lagunas y otros humedales costeros. A destacar, por la cantidad y variedad de especies, la Lagoa dos Salgados, cerca de la playa grande de Pêra, amenazada por una gigantesca operación urbanística que incluye la construcción de un campo de golf. La oposición, como era de esperar, es bastante fuerte y se está canalizando a través de la ciberacción Protect Salgados for the future!.
Otra zona muy recomendable es el Monte de Cabranosa, una extensa llanura que termina por despeñarse en los acantilados del cabo de San Vicente. Parece un lugar desolado y poco prometedor, barrido por el viento, pero es la estación de tránsito para cruzar a África y en otoño acoge a una cantidad muy notable de aves.
El Algarve es muy grande y sería impensable cubrirlo por completo en una estancia breve. Para planificar futuros viajes, el mejor documento de apoyo es Birdwatching guide to the Algarve, de João Ministro, una guía que distribuye gratuitamente la oficina local de turismo y que sólo está disponible en inglés.